El suelo, recurso natural no renovable a corto plazo
En la agricultura, una de las grandes problemáticas que siempre está presente tras el término de una temporada de cosecha, es la recuperación del suelo, considerando el aumento en la población mundial y la disminución de suelos cultivables, esto se transforma en un dolor de cabeza para el agricultor y se hace muy necesario encontrar fórmulas para una rápida recuperación de este.
El suelo es un recurso natural no renovable a corto plazo, que corresponde a la capa superior de la corteza terrestre. A su vez es un elemento multifuncional dentro de un ecosistema, que tiene entre sus funciones regular el ciclo hidrológico, ser fuente de materias primas, mantener y mejorar la calidad de las aguas que lo atraviesan, sustentar diversas actividades humanas, entre ellas la industria forestal, la agricultura y la ganadería.
Considerando que es un recurso natural lentamente renovable, debido a que su tasa de formación es más pausada que la tasa de pérdida deja en evidencia que es un recurso muy degradado, lo que genera una gran problemática al sector silvoagropecuario, vulnerable a la acción antrópica y a las variaciones climáticas, además del efecto provocado por el cambio climático.
Se considera degradación del suelo como la disminución progresiva del equilibrio de las propiedades de este, llevándolo a una escasa productividad. A nivel físico, existe un desgaste de la superficie terrestre por acción de las fuerzas de la naturaleza (hídrica, eólica, gravitacional, otras) y/o por la acción ejecutada por el hombre mediante prácticas incorrectas de uso y manejo. La degradación química afecta la disminución de nutrientes o la acumulación de alguno en particular y el aumento de la acidez o salinidad. Biológicamente se expresa por la disminución de la materia orgánica.
¿Cómo podemos ayudar al reacondicionamiento del suelo?
Una manera que podemos acondicionar estos suelos degradados es mediante la incorporación de ácidos húmicos y fúlvicos (tecnologías desarrolladas por www.eurofertival.com), después de un periodo adverso, ya que aportan materia orgánica aumentando la capacidad de intercambio catiónico en el suelo, generando así mayores sitios donde se pueden unir los nutrientes lo que da un lugar idóneo para que proliferen los microorganismos, además de aumentar la capacidad de retención de agua en suelos arenosos; mejoran la estructura, permeabilidad y aireación en suelos arcillosos y/o compactados; permiten la penetración de la raíz más fácilmente e incrementar el desarrollo radicular. Todo esto favoreciendo el desarrollo vegetativo, los procesos fisiológicos y un mayor rendimiento del cultivo.
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Por: Tamara Valdivia Urra – Commercial Plataform Product Manager en CNA Chile Fertilizantes.